MARTÍN, Miguel
MAUSOLEO / Miguel Martín |
He tenido poca fortuna en la vida pero no he sido desgraciado. He sido fotógrafo.
Pero no he vivido de la fotografía. Me hice fotógrafo para poder soportar aquellas tardes de los domingos; las de ahora ya no me importan. Por lo tanto, todas mis fotografías tienen algo de ruina y tristeza. Es decir, el turismo inevitable.
En verdad, no he hecho más que dos fotografías. Una de ellas se aproxima a la que enseño; la verdaderamente importante es «la otra». El resto es repetición, variaciones.
La vida es demasiado corta y no da para más de una idea genial o dos fotografías que te salven del olvido.
Cuando iba a fotografiar nunca llevaba la máquina fotográfica. Sólamente los ojos y el ánimo necesario. Después esperaba a que llegase la tarde de domingo en la que estaba seguro que acertaría con una de las dos fotos que he podido hacer hasta hoy. He pensado mucho estas dos fotografías, pero mucho.
El resto fue turismo.